22 septiembre 2011

¡Primavera Roja!






La foto es fenomenal. Acaso el testimonio gráfico más inmejorable de la alegría vivida por los jugadores de Independiente en su periplo por Rafaela para disputar la 8° fecha del Apertura 2011. Hace eso que tanto desea, salta Milito luego de la victoria por 3-1 y su regocijo es igual que el de Parra o Argachá. O hasta más, porque nadie dentro del plantel, seguramente, debe sentir esos colores como el capitán.

Ese a que últimamente el periodismo le dio duro, a veces con razón, debido al bajo nivel con el que volvió de Europa. Hizo bien, entonces, Ramón Díaz en no incluirlo en el manojo de cambios que realizó en el once titular luego de la derrota ante Belgrano en Córdoba. Porque además el Mariscal tuvo una chance de convertir y gritar su primer gol tras la vuelta en un corner durante el primer tiempo. Saltó más alto que todos y apareció por el hueco justo para poner un testazo demoledor que el joven arquero de Atlético, Sara, despejó de manera espectacular. Se agarró la cabeza el 18, incrédulo miró al cielo y se lamentó. Para colmo, en la siguiente jugada de riesgo, Parra convierte en lícita posición pero anulan el gol por considerar lo contrario. Pero pronto llegaría la revancha, fierrazo de Nuñez desde fuera del área mediante. A los 21 minutos del primer tiempo del 21 de septiembre, el Rojo se ponía en ventaja y le alegraba la tarde a este cronista que justo, también, cumplía 21. Inmediatamente, sesenta segundos después llegó el 2-0, por obra de Brian Nieva, el joven delantero de, sí, 21 años.

Tanto número 21 flotaba en el ambiente que no eran pocos los que aventuraban un gol del local para que el marcador reflejara, en cierta forma, la cifra protagonista. Y llegó nomás. Tras varios intentos, fue finalmente Nicolás Castro el que pudo vencer al arquero de Independiente, Fabián Assmann (de 21 como dorsal). Luego llegó el gol de media cancha de Ferreyra y el delirio de la postal final.

Milito, feliz, sumando a la ronda a Parra, tomándolo desvergonzadamente de los pelos. Para que dale, entrá, vení y sumate, vení y salta con nosotros, parece decirle el capitán con esa sincera sonrisa de desahogo. Atrás, igual de chispeantes, y con la mueca de alegría dibujada en el rostro, vienen Nuñez e Ivan Pérez. Los brazos bien abiertos y la unica intención de formar parte de ese grupo de compañeros que poco a poco irá creciendo. Independiente se siente a gusto con la unión. Podría ser un mensaje. Un mensaje para todos. Para los hinchas que no merecen tal clasificación, para los genuinos, desde luego, y para los dirigentes que entregan declaraciones confusas y acotadas sobre ciertos temas. O tal vez no. Tal vez no es un mensaje para nadie y simplemente quieren juntarse a festejar el triunfo, el 3-1 sobre uno que buscaba sumarse a la punta del torneo.

Sea como fuere, allí están. Saltando y delirando, desbordados por la insuperable satisfacción de ganar en Primera, por el deber cumplido, también, por haberle devuelto a Independiente, aunque más no sea por ese día, aunque sea tan sólo por un rato, su condición de equipo ganador. Será que los 21 de septiembre son así. Repletos de alegrías y deseos cumplidos. Como los del capitán, o los de quien esto escribe.

Roman Exquisito


MONTENEGRO 10

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