24 mayo 2011

Sobre las críticas en el fútbol y la mal llamada pasión


Desde siempre he tenido una actitud de reserva frente a la crítica. Primero que nada, la mayoría de las veces porque son injustas, la crítica de Luisito, por ejemplo, es hacia al arquero profesional de la primera de River. O sea, hay una diferencia abismal entre ambos. Pero quién le va a negar el derecho de opinar. Al fin y al cabo yo estoy haciendo lo mismo ahora, así que no puedo decir nada.

De lo único que se habla en estas horas es de los “garrafales” errores que cometió Carrizo en las últimas fechas. Maximizados además, por los rivales primero, por la situación que pasa el club después, y encima, por si fuera poco, por hacerlos con la camiseta de River. La verdad que no voy a dar mi opinión sobre si Carrizo bajó el nivel o qué. Si es que cometió un error, listo, se equivocó, punto. Innecesarios los enfoques de las infinitas repercusiones sobre el hecho. Es cierto que lo ocurrido es un foco más que jugoso para la prensa. Irresistible. Pero, y esto va más para los hinchas, en vez de andar castigando a Carrizo por, enfatizo, un error posible, imprevisto (aunque error al fin), por qué no se le machaca a River la enorme soledad con la que el jugador Ferrari recibió la pelota. Claro que nadie pensaba que desde ahí le iba a pegar al arco, pero en ese gol tiene más responsabilidad la libertad con que la que apareció Ferrari, que en definitiva es un error conceptual, de juego, que la desgracia de Carrizo, un error imprevisto. ¿Que fue por exceso de confianza? Ese es otro punto y no lo sé.

Entonces, si la prensa o la gente quiere criticar (con qué autoridad encima, ¿tantos eruditos de fútbol hay en Argentina?, pero buen, seguirá pasando), por lo menos, que critique de fútbol (si es que de verdad sabe), y no de “ese soberbio arquero sin manos que se la pasa canchereando”, como escuché en alguien.

Pero tal vez ese no sea el problema principal. Si al fútbol no se le diera tanta trascendencia, no, perdón, si no se le diera tanta mala trascendencia (“está ocupando un lugar que no es el correcto en la sociedad”, lo esuché decir a Pompei ayer) el fallo de Carrizo pasaría desapercibido y el arquero andaría ahora pensando en el próximo partido y no en cómo responderle a las criticas que todavía sigue recibiendo. Lo que se dice trabajar en paz.

En todo caso, habría que analizar la importancia que se le da a este deporte en la vida. Vos podés ser el hincha más pasional de tu equipo pero no confundir pasión con enfermedad. Dicotomías al margen sobre si vas a ver jugar o a ver ganar, no podés enojarte porque tu arquero cometió un error, o tu equipo perdió. Eso no es pasional. Lo que hicieron los hinchas de Huracán el otro día tampoco es pasional, ni por asomo es amor al club. “La pasión es la excusa del hincha para no hacerse cargo”, ofrece como verdad el Ruso Verea en una entrevista en junio del 2010.

En fin, en un momento apunté a la cantidad de personas que se creen con la autoridad suficiente para poder opinar, y como yo tampoco me considero capaz, voy a dejar que a esto último lo explique mejor Dante Panzeri a través de su libro Fútbol: Dinámica de lo impensado (1967): “Más que concurrentes al fútbol, son enfermos, aún no reclutados como tales dentro de los servicios médicos y farmacéuticos. Unos peligrosos, otros mansos, pero enfermos al fin, puesto que sufren. Y hay que convenir que quien deja suplantar su personalidad más frecuente por otra que se regula según la suerte de una divisa deportiva, es un enfermo, puesto que no es un individuo equilibrado, ni controlado”.

22 mayo 2011

Cómo querés que te comprendan si no sos de este mundo



Lógica, la duda al principio se presentó inevitable. El escepticismo reinaba ampliamente. No hubo nadie que de entrada creyó que aquél extraño era quien decía ser. La mayoría lo tildó de loco, era de esperarse igual. A otro sapo con ese cuento. Alto, pelo largo, ondulado y castaño oscuro, una barba prolijamente recortada y una sonrisa distinta a todas, nueva, que no le cambiaba
nunca. Eso fue llamativo. Pese a los desagravios, a las burlas y a las sobradoras miradas de pena que se clavaban sobre su ser, siempre se mantuvo inalterable, lo que hizo que aumentaran las razones para considerarlo un verdadero demente.
Pero no, realmente era el mismísimo Jesucristo bajado del cielo, quien venía, como había prometido hace aproximadamente 2.000 años, para el juicio final. Pero antes se quería sacar las ganas y experimentar eso que sus hijos disfrutaban tanto. Quería jugar, vivir la pasión inigualable (según escuchaba) del sonido de la pelota en contrándose con la red, y emocionarse, con el inmediato grito desaforado en las bocas deformadas de júbilo por ese hecho. Él lo veía desde arriba cada fin de semana pero jamás lo vivió y a eso vino, pues. Hubo gente, la que se oponía a su participación en el torneo, que revisó el reglamento buscando un punto que contemplara casos como ese. Pero al no existir inciso alguno no hubo reparos para poder inscribir a Jesús.
Cuando le preguntaron en qué club quería jugar, dijo que le daba lo mismo pero que le iba a dar el gusto a su amigo Lorenzo Massa que en el cielo lo tenía dale que dale con San Lorenzo. Curioso el destino quiso que esa fecha, casualmente, el rival del Ciclón sea Independiente, sí, los Diablos Rojos, ni más ni menos.
Con el cartel de salvador, las autoridades de San Lorenzo recibieron a Jesús con mucha alegría y le contaron que en ese momento el equipo pasaba por un mal momento así que era imperioso conseguir una victoria ante los de Avellaneda. Cuando le preguntaron en la práctica en qué puesto jugaba, Jesús comentó que no sabía pero pidió que lo pongan en el lugar en donde pudiera servir más a sus compañeros. Sin entender mucho, el entrenador le dio una pelota para ver cómo se manejaba, quedó deslumbrado e inmediatamente lo confirmó como titular, le dio la 10 sin pensarlo y también la cinta de capitán. No podían perder.
El domingo siguiente la cancha entera de San Lorenzo explotaba. Y no sólo en las tribunas habían ojos expectantes de la actuación de Jesús, las nubes y el cielo todo se llenó de ángeles y santos, entre ellos Lorenzo, claro, prestos a ver el debut de su Señor. Ingeniosa como ninguna, la hinchada local, además de las habituales banderas azulgranas, llevó cruces de telgopor, rosarios, estampitas, y se preparaba para recibir al equipo cuando saliera por el túnel con Jesús a la cabeza, con ramos de olivos. Entre las tribunas, además, había algún vivo de los de siempre vendiendo botellitas de agua bendita, “indispensables para que Jesús se ilumine y la rompa”. Había curro hasta en eso…
En la primera pelota que paró Jesús, el estadio estalló en aplausos. Fue un cambio de frente imposible, de esos que la cabeza del ejecutor sentencia internamente “no llega, lo maté”. Jesús llegó y la paró de pecho con tanta calidad que fue más bello incluso - valga el riesgo de la comparación- que el segundo gol completo de Diego a los ingleses. Así que imagínese… (si puede). Se le notaba de sobra la calidad al Señor pero nunca se podía ver sus dotes en su máximo esplendor porque tocaba la pelota de una. Es cierto lo que dice Valdano, “jugar bien al fútbol es tocarla mucho y tenerla poco”, pero la gente le rogaba esta vez que tenga la número 5 un poco más, que no la largara tan deprisa. En esa instancia ya, el resultado del partido pasaba a un segundo plano, lo maravilloso era ver cómo paraba la pelota Jesús, cómo rotaba sobre ella cual Valderrama, y cómo ponía la bocha en lugares inimaginables. Otra que Riquelme. Pero el tema es que la soltaba al toque, generoso a más no poder.
En una jugada, sin embargo, entró al área con pelota al piso y cabeza levantada, no por elegancia, sino por lo dicho: para ubicar rápidamente a un compañero. Pero no había nadie, entonces decidió seguir, hasta que desde atrás, de repente, apareció la pierna siempre presente del “Muro” Aguilar, quien, limpiamente y sin falta, envió la bocha al córner. Jesús cayó y el árbitro, estrepitoso, acercándose corriendo y apuntando con el dedo índice el punto blanco del área, marcó penal.
Hacía una rueda entera que a San Lorenzo no le cobraban uno a su favor pero Jesús, de todos modos, se levantó sorprendido por el fallo y le explicó al árbitro que él se cayó solo y que Aguilar además era un buen tipo. Indiferente sobre la calidad moral del 2 de Independiente, el juez, no obstante, anuló el penal y ordenó saque de esquina, como correspondía realmente.
Fue tal la bronca que le agarró al técnico de San Lorenzo que hasta se le soltó un insulto con Jesús como destinatario, pero inmediatamente arrepentido por el exabrupto se calló y miró al cielo temeroso de las consecuencias. Pese a haberlo dicho en voz baja, el 10 oyó y antes de ejecutar el tiro de equina le mostró a su entrenador, bajo dos ojos llenos de misericordia, el perdón que aquel, por temor, rogaba. Bastó una mirada. Una mirada de Jesús. Ya lo vivió Pedro también.
El centro fue perfecto pero no hubo gol porque el “Tanque” Perrone cabeceó deficientemente. El 9 de San Lorenzo se maldijo y le espetó a Jesús que lo tirara olímpico y que haga el gol directamente, si total era capaz de eso. Debido a esto, el “Flaco” Sirenne se le acercó, para, doctrinario como siempre, explicarle que lo ocurrido le puede servir como moraleja para la vida: está muy bien encomendarse a Jesús y esperar que él resuelva todo, pero parte del regalo que nos dio consta en eso, que también nosotros participemos.
Otra de las cualidades que tenía Jesús es que estaba siempre en todos lados. Igual que Di Stéfano. Podía estar metiendo un pase celestial en la medialuna del área contraria y de inmediato estar cortando en defensa un arrebato del 9 de Independiente que se escapaba de contra y de cara al gol. Así, entonces, nadie se sorprendió cuando en otra jugada posterior paró en la línea un disparo con seguro destino de red de un mediocampista visitante con el arquero del Ciclón ya vencido. La gente de San Lorenzo lo gritó como un tanto y así también reaccionaron sus compañeros que enseguida se le acercaron para felicitarlo por la heroica salvada. Sin embargo, sí, otra vez sin embargo, Jesús hacía el gesto de no con la cabeza y llamaba al juez del encuentro para manifestarle que la había frenado con la mano por lo que en realidad debía haber sido gol y además, expulsión para él. Un poco conmovido por la sinceridad de Jesús, el pito le perdonó la roja pero le mostró la amarilla y cobró penal para Independiente. La misma gente que antes del partido vitoreaba y alentaba ilusionada en que por fin llegaba alguien que iba a levantar a su querido club era la que ahora ya no le causaba ninguna gracia las actitudes del mesías en la cancha. “Estafador”, llegaron a gritarle algunos. “Si sos el hijo de Dios amagá a todos y hacé que ganemos de una buen vez, che”, lo provocaban, otros. Contagiados por los que tomaron la iniciativa del descargo verbal, los pocos desaforados cada vez fueron aumentando más y más. Jesús, un poco contrariado porque no esperaba que haya sido así su debut, miró al cielo y le suplicó al Padre que perdone a los descontrolados porque el fútbol, evidentemente concluyó, les sacaba de adentro lo peor de ellos mismos. Para colmo de males, tras la orden del juez, Independiente metió el gol y se puso en ventaja. Trinaban de bronca los fanáticos azulgranas y empezaron a colgarse del alambrado para hacerla más evidente.
Tras algunos pedidos del capitán, y del entrenador, la calma fue volviendo lentamente al estadio y el partido se pudo reanudar. Pero cuando Jesús, minutos más tarde, quedaba solo con el arquero y paró el juego agarrando la pelota con la mano para preguntarle al asistente por qué no había levantado la bandera si había sido offside, la gota rebalsó el vaso y el estadio entero se convirtió en una caldera. Ni se ejecutó el tiro libre a favor de Independiente, quedó todo suspendido ahí, el enojo de la gente que no toleraba más el accionar del supuesto redentor del club, se impuso. Jesús no jugó nunca más al futbol y regresó al cielo de inmediato, de vuelta con sus ángeles y santos, su paz y tranquilidad.
Otra vez Valdano y el fútbol como metáfora de la vida. No hubiera pasado nada, no hubiera habido ningún escándalo, si el mundo, por lo menos, pensara que en la vida hay cosas más importantes que el futbol. El juicio final quedó para otro día. Todavía los hombres tenían varias cosas que aprender...

20 mayo 2011

"Quiero quedarme"

El jugador de Independiente Patricio Rodríguez, en comunicación telefónica con Paloo y Gol, aseguró que quiere quedarse en el club de Avellaneda por al menos seis meses más, explicó el festejo del golazo frente a Olimpo y elogió a su compañero Hernán Fredes.

Rodríguez, de 21 años cumplidos hace poco, explicó que el tema de su transferencia es algo que él no decide. "Puedo hablar con los dirigentes, y si hay algo lo charlaré, pero se vienen seis meses hermosos, quiero quedarme, sería muy lindo, además ahora conseguí el cariño de la gente. Igual, si viene algo que le sirve al club se verá”, completó el volante-delantero.

Tras el golazo de la semana pasada frente a Olimpo en Bahía Blanca, donde eludió a tres defensores y luego al arquero, el Pato salió corriendo con el gesto de poniendo-poniendo con las manos. Esto llevó a una confusión y por eso el protagonista decidió aclararlo: “Fue una apuesta con el Turco (Mohamed), que me dijo que me iba a hacer un regalo si hacía un gol que definiera el partido. De ninguna manera fue para los dirigentes, si tuviera que reclamar algo lo haría individualmente, personalmente, no en público. Y el corazón fue para mi novia”.

Rodriguez cada vez más viene levantando su nivel. Contra Boca fue uno de los mejores, lo mismo contra San Lorenzo en Avellaneda, y ni hablar de lo de la fecha pasada ante los aurinegros. Otro que pasa por un buen momento fue su compañero Hernán Fredes, a quién el Pato elogió de la siguiente manera: “Veo todo lo que hace en las prácticas en la semana y puedo decir que es un crack, un jugador de nivel europeo. Me pone muy contento que se le estén dando las cosas”.


Riquelme, sobre Vélez...

Riquelme siempre defendió al buen fútbol, por eso no se lo va a ver deseando que a River le vaya mal. Siempre elogió, también, a los buenos jugadores del club de Nuñez. Ahora, el mejor equipo del momento, recibió las sabias palabras del estratega de Boca:

Yo soy de disfrutar del juego cuando me toca y también cuando lo miro por la tele. Vélez hace que disfrutemos cuando juega: puede ganar, perder o empatar, pero uno queda contento

“Vélez juega cada tres días y siempre bien. No se lo ve cansado. Cuando un equipo sabe manejar los tiempos del partido corre mucho menos, descansa con la pelota. Por eso Vélez no se cansa y le va tan bien. Si se corre mucho es porque se juega mal. La pelota es la única que no se cansa”.

Riquelme con Falcioni. Un poco de paz...

03 mayo 2011

Análisis de Closs sobre Boca 1-1 Indepdiente

Mariano Closs y su análisis de Boca 1, Independiente 1 en la Bombonera, correspondiente a la 12° fecha del Torneo Clausura 2011

Qué partido el de ayer, no? Porque… A ver… Independiente no inspira gran cosa. Futbolísticamente me parece un equipo inestable. Lo que será Boca entonces. Y ahora sí, recuerdo lo que dije la semana pasada: cautela con la victoria. Le ganaron a Huracán. Cuidado, eh, decía. ¿Cómo te pueden dominar 45 minutos en tu casa ganando 1-0?

Lo que no entiendo es cómo jugó Boca ayer, para que Independiente te robe la pelota 45 minutos… hay que estar torcido, sin confianza. Otra vez volvió al viejo modelo Boca. Era dominado con Palermo y Riquelme y después escucho a la gente cuestionando ese cambio. ¿Cómo lo saca a los dos?, me preguntó un hincha. ¡Pero era dominado con ellos también! Sin embargo, coincido en una parte, porque Boca para levantar el partido necesita de las figuras, lamentablemente para ellos es así. Viatri no tiene el mismo peso futbolístico que ellos.

Lo grave es que no lo pudo sostener ante un equipo liviano, ganable. Salvo lo que me muestra Tuzzio o Julián Velázquez, es un equipo ganable Independiente. Me gustó Fredes, Pato Rodríguez por izquierda... Pellerano estuvo flojo. Pero por fin, hubo un equipo que pateó al arco, Independiente. Hace mucho que no se ve en el fútbol argentino un equipo que haga eso.

Destaco a Lucchetti, a Mouche. Y otra cosa, no comparen más a Riquelme con los otros, “comparado con los otros”… No comparen más. Yo a Ruiz ni de la Reserva lo tengo. Pero el que entra tiene que salvar. Viatri y Erviti entraron y nada.

¿Riquelme salió riéndose? Ah, ¿irónico fue? Esta vez Riquelme corrió mucho y jugó mal. Me llama la atención. Es preocupante lo que viene. Yo no sé si le va a alcanzar con los refuerzos en el futuro.

Le pregunté a Erviti cuándo es el tiempo para acomodarse en el torneo. Van 12 fechas… Yo creo que a la cuarta ya se puede hacer un análisis.

No es toda responsabilidad de la defensa. Porque dejaron patear. Lucchetti cada vez que había un plano de televisión… El sufrimiento que se le veía. Independiente se cansó de patear al arco. Boca invita a todos a patear al arco a todos sus rivales.

Parecen jugadores comunes y corrientes. No de la primera de Boca. Un equipo totalmente desmoralizado, sin confianza, ni incentivos. Esto hay que analizar. No pelean por nada. Están todos en deuda. Ya son 12 fechas y nadie tiene excusa.

Mi disyuntiva que tengo con Falcioni es si es culpa de él o del equipo. Si no pone a Clemente tiene que improvisar y poner a Monzón. Ya probó con todos y ninguno le respondió adentro de la cancha. Yo no sé si es todo culpa de Falcioni. El más decoroso fue Rivero y se lesionó.

Por eso, por eso…, tendremos que ser todos más prudentes en los partidos de verano porque evidentemente no se condice con el rendimiento en el campeonato. Hay que saber analizar ese periodo del año. Aprender a relativizarlo. Y esta es la verdad. No te falta razón en cuestionar al técnico, Paulo (Vilouta). Pero de los jugadores no se salva ninguno. Se probó de mil formas. Se critica a los que más jugaron. Me parece que no hay chicos para jugar en la primera de Boca, otros jugadores como monzón, cuando pensé que era Roberto Carlos, es un martes 13. Erviti tiene que levantar mucho, Riquelme también, Pochi Chávez es intermitente. Colazo es un buen acompañante del enganche me parece, pero ambos no están para marcar. Mouche es el más reglar. Esto es lo criticable del técnico, que no se define por una forma, un esquema. Con enganche o no. Que se convenza de qué quiere. ¿Cuál es mi forma? Listo y que juegue como quiera él.

Todos critican a River pero vos sabés que juega algo por lo menos. Almeyda se los come a todos. A mi me parece que Boca entra a la cancha y nada más. Sin ninguna idea.

Por la mitad de la cancha se pasaba fácil, ayer. Boca no sabe jugar con enganche, no está preparado mejor dicho. No puede jugar con tres mediocampistas. Va a tener que hacer algo ahí, que volver al equipo anterior. Pero va a tener que salir Mouche entonces. Falcioni no se anima a nada. Mouche todavía es Pablito, por eso lo saca a él y no a otros…

Fredes se hizo un festival ayer. Yo entiendo la explicación de Falcioni en el entretiempo, son muy lindas las palabras pero el rival también juega. Yo también puedo decir “vamos a atacar al arco de enfrente”. Hace rato que no se ve a un equipo tan dominador en la cancha de Boca. Están tan abiertos en la mitad de cancha que no recuperan. Tienen que colaborar todos.

Cuando puso a Palermo solo arriba, y armó el equipo con Riquelme como enganche por lo menos se defendió. Era flojo, pero hizo algo.

En Boca no se juega parejo, porque además no hay niveles aceptables. El DT tampoco arma un equipo acorde. Pero no es el álbum de figuritas de Panini. Los apellidos no te sirven. Digo siempre: <<A todos los equipos del futbol argentino le pongo una remera blanca y juegan todos iguales>>. Pone el inodoro en el living Falcioni al ubicar a Ruiz como lateral. Y se ofenden después estos pibes con esto que digo. ¡Mirá la espalda, pibe…! para jugar en la Primera de cualquier equipo. Bueno, pasemos a River...

02 mayo 2011

Sobre el cómo






Esto está escrito para todo aquel que no entiende por qué YO admiro a Cappa.

Lo que admiro, primero, es la idea de Cappa. Aunque no es de Cappa en realidad. Tampoco de Menotti, ni de Peucelle, ni de Stábile, o de Cruyff. No es de nadie. Es una idea. Pero voy a decir la idea de Cappa porque es el más contemporáneo. YO la admiro en todo sentido y aplicada en cualquier aspecto. En el fútbol y en la vida.

Por eso te la voy a explicar a través de algunos ejemplos.

1) Yo cuando escribo una nota o lo que sea, me gusta que esté bien escrita. No me gusta que esté mal escrita. Es obvio. Cuando me queda así lista y además de eso queda linda (que es algo diferente a que esté bien) me siento bien yo por dentro. Me gusta haber hecho algo bien. Me gratifica, posta. Y esto incluso si nadie la lee. Es independiente. No me importa que alguien me la lea. Yo estoy contento porque escribí algo bien, algo lindo. Digo, qué buena que haya quedado así. Disfruto eso.

Después… si sale publicada en algún medio (sale campeón), mucho mejor. ¿Cómo no me voy a poner contento? Obvio que me alegro. Pero si sale publicada y está mal escrita (no digo mal mal porque sino no sería publicada, pero digo si está fea, o está mal en otro sentido) no me gusta. No me sentiría mal conmigo mismo verla publicada así. Leerla y que esté mala. Digo, qué mal que la hice. Por más que haya sido publicada (por más que haya salido campeón). En serio, en ese momento pienso más en el cómo que en el logro.

Yo quiero que la nota esté bien escrita, primero en principal. Si sale publicada (campeón) mucho mejor. Sería buenísimo. Pero si sale publicada y está fea, conmigo mismo no me sentiría bien.

2) Vos estás estudiando una carrera. Salir campeón es recibirte. Hay algunos a los que no les importa el cómo llegan a recibirse. Sólo quieren eso, estarán contentos cuando se reciban. A mi me importa el cómo. Sé que me voy a recibir, lo entiendo como una consecuencia lógica, que se va a dar, indefectiblemente. No me importa tanto en realidad. Pero va a llegar ese día y al recibir el diploma sólo voy a estar contento realmente si sé internamente que aprendí, que incorporé cosas, que recorrí el camino bien, estudiando bien (el cómo).

Estará el otro también, el que capaz en el año no hizo nada, y en diciembre fue zafando siempre porque con eso le alcanzaba. Y se recibió (salió campeón). Pero estudiando mal (jugando mal). ¿De qué te sirve? A algunos no les importa, y están contentos. Yo no estaría contento. Esto es también la idea de Cappa.


3) Y por último. ¿Se acuerdan del examen de Fútbol I? Se copiaron todos. Alevosamente. El escenario, además, era ideal.

Salir campeón en ese momento sería aprobar. Están los que no les importa el cómo, y los que les importa. Los que no les importa sólo estarán contentos si aprueban. El que no sabía una respuesta preguntaba, se copiaba y al final aprobó. Quedó contento (fue campeón), no importaba nada más.

A mi me importa el cómo HASTA en eso. No me copie. Y saben ustedes que el escenario era ideal. Único. Había 2 preguntas que no sabía pero no las quise preguntar porque devuelta. No me sentiría bien después. Te copias y aprobas. (jugaste mal y salís campeón). A mi no me importa eso entendés. Una vez me copie en un final y aprobé (Salí campeón). Supuestamente tenía que estar contento, pero me sentía como el culo y me prometí nunca más hacerlo.


Hay miles de ejemplos. Miles. Para aprobar un examen (salir campeón), me importa el cómo (hacerlo bien). Para recibir un diploma (salir campeón), me importa el cómo previo.

Te podés recibir escribiendo un montón de notas malas o exámenes malos. Te la fuiste rebuscando un poco y terminaste recibiéndote. Ahí estás contento. Saliste campeón, qué bueno. A vos te alcanza, a mi no me alcanza. Si me pasara eso, te aseguro que no estaría contento-contento. Recibiría el diploma y me mandaría un ‘iupi’ escueto. Pero internamente me estaría carcomiendo la cabeza la pregunta “¿por qué no lo hice mejor?”.

En ese caso, en mi mente pesaría más, tendría más lugar ese pensamiento que la satisfacción de tener un papelito en la mano que diga que te recibiste (fuiste campeón)

Por eso siempre me importa el cómo. Imaginate si en mi vida es así (QUE ES MIL VECES, CREO YO, MÁS IMPORTANTE QUE EL FUTBOL), ¿porqué no lo voy a pretender también en el fútbol? Que a fin de cuentas es un juego. Algo lúdico. ¿Tan de fracasado es pensar que me gusta el fútbol bien jugado (Y NO ESTOY DICIENDO LINDO, DIGO BIEN, BIEN JUGADO) y me importa más eso que ser campeón?

Por eso admiro a Cappa, (bah, a su idea). Es lo más parecido a mi forma de pensar. Nada más. Y es personal. Vos mirá el fútbol como quieras.

Roman Exquisito


MONTENEGRO 10

MONTENEGRO  10